domingo, 26 de mayo de 2013

Madrid es prolija

Mis 14 kilos y yo

El primer día de Madrid fue a puro shopping: zapatillas (las anteriores terminaron rotas en un tacho de basura de Madrid) y mochila (adiós valija!). Ahora estamos más listos que antes para el viaje, aunque aún faltan algunas cosas (entre ellas, una campera impermeable). Creo que desde que empezó el viaje hubo dos momentos en los cuales realmente me di cuenta de que vamos a estar muchos meses viajando: arriba del dromedario en el Sahara y acá cuando compramos la mochila de 60 litros, mi nueva compañera de viaje. Hicimos una nueva selección de equipaje (el no seleccionado se vuelve con Merce) y compramos una cámara sumergible para registrar aventuras submarinas.


Con la llegada de Nacho hermano y Merce madre de Buenos Aires, empezó la parte familiar del viaje. Para recibirlos, esa noche fuimos los seis (aún falta que se sume Flor hermana) a comer mejillones. Elegimos un 5 en la escala de picor ofrecida, pero para mí eran más bien un 6, así que para Lucho y Nacho se trató de un festín.

Postmejillones

Madrid es prolija, es limpia y organizada. Hicimos un walking tour y nos contaron sobre Felipes, Carlos y otros reyes, la Edad Media y la inquisición, la influencia árabe, las tapas, los monumentos y el jamón, entre otras cosas y no en ese orden.

Encontramos un cine que pasaba Ironman 3 en inglés y con subtítulos (o versión original, según le dicen acá), así que fuimos a verla porque nos negábamos a verla doblada al español de España. La película, buenísima. El cine me hizo extrañar mi Showcase, su fabuloso 2x1 con Club la Nación, sus cómodos asientos reclinables, su potente aire acondicionado, su huequito para bebidas en el apoyabrazos, su pendiente pronunciada y su estacionamiento gratuito, todo de lo que este cine de Madrid carecía. Durante la película, tomamos una Coronita, porque España es el único país en el que a la cerveza Corona la llaman Coronita (porque corona aquí, pues es la Corona!).

Pasamos un día en Segovia, algunos probaron el típico cochinillo, visitamos lugares clave (el acueducto de la foto a continuación, la catedral y el alcázar) y volvimos velozmente a Madrid en monorriel.





Gracias, Agus hermano y Flor novia de hermano, por hacernos probar los mejores mejillones de Madrid y por cedernos su hogar!

Próximo destino: Grecia con la flia., a lo Matarazzo.

Nueva dirección para acceder fácilmente al blog: www.dandolevuelta.com

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miércoles, 22 de mayo de 2013

La isla de los volcanes (Lanzarote)

Viajamos de Marrakesh a Madrid, donde nos esperaba una escala de cinco horas antes de partir para Lanzarote. Durante esas horas, nos fuimos a un shopping cerca del aeropuerto y, luego de comprarme un buzo, encontré a Luciano así, saciando su abstinencia de nueve días a lo grande:


Lanzarote es una de las Islas Canarias, está en el Atlántico y pertenece a España a pesar de estar más cerca de Marruecos. Está llena, llena de volcanes, ya sin actividad hace tiempo. Nos pusimos las pilas y hasta escalamos uno.







Llegamos justo para el Ironman y, para compensar tanta vida sana en la isla, el primer día fue maratónico. Empezamos al mediodía con un asado y seguimos de juerga hasta bien entrada la madrugada, algunos incluso hasta que se hizo de día. Salimos de tapas y una osada veterana prácticamente acosó a Luciano. 


Bar similar a la casa de Manrique (pintor, escultor, arquitecto y artista de Lanzarote)



Jugando con la función panorámica (dos Natis)

El domingo vimos cómo el pueblo se vestía de feria en Teguise

También recorrimos la isla: piedra volcánica y lava solidificada por todos lados, poco verde y arena, por lo general, negra. Conocimos varias playas (mi color de piel dejó de ser el verde) y disfruté de unos relajantes masajes en los pies.





Fuimos a un tenedor libre oriental y comimos hasta reventar. A pesar de nuestras intenciones de vencer al sistema con nuestras estrategias: beber algo sin gas, comer despacio, no ingerir pan y no caer ante la empanadita de la entrada, el único que lo logró fue Pato, que se levantaba de la mesa aún masticando en busca del siguiente plato, y otro y otro y otro... Indiscutible ganador que le dio batalla hasta terminar el postre, solo porque no había café.




También comimos lapas (la laaapa, la laapa) y visitamos la cueva de los verdes, un tubo volcánico formado por lava solidificada que recorre 7 km desde el volcán hasta el mar. El tubo se formó con la erupción de un volcán; la lava de las paredes y el techo se fue solidificando al entrar en contacto con el aire, y la lava del centro siguió fluyendo y formó la cueva.





Beso grande para Pato y Nati por todo y por tomarse vacaciones solo porque llegamos nosotros!

Próximo destino: Madrid, a parar en lo de Agus y Flor.



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miércoles, 15 de mayo de 2013

Detox en Marruecos

Llegamos a Marrakesh con dos mochilitas, lo demás quedó temporalmente en Madrid. Por eso, nos verán siempre con la misma ropa (pero dejo constancia de que lavamos varias veces). Nos recibieron el calor que nos faltó durante las primeras semanas del viaje, mujeres tapadas desde las muñecas hasta los tobillos, más calor, muchos gatitos (ninguna rata), ni un perro, otro idioma (árabe y/o francés) y otra moneda (los dirhams, cuya tasa de cambio a esta altura es muy similar a la del peso argentino).

Marrakesh


Paramos cerca de la plaza (Djeema el Fna) donde está el mercado, dentro de la Medina (ciudad antigua). Casi todas las ciudades tienen una Medina y una parte nueva (Ville Nouvelle). La Medina de Marrakesh está llena de movimiento: encantadores de serpientes, monitos para la foto y tatuajes de henna, mucho ruido de tambores, comida, burros, carros, motos, bicicletas y caballos, que requerían de nuestra atención y malabares para evitar ser atropellados. Puestitos (souks) por todos lados: zapatos, carteras, vestidos, platos, especias, toda clase de boludeces y jugos de naranja por 4 dirhams, de los cuales abusamos. Muchas casas de té, siempre con hombres (nunca mujeres) tomando té (a veces, café) y mirando hacia la calle (nunca de espaldas). Todo se regatea, es parte de la cultura, uno convive con la duda de si lo estafaron o hizo negocio. Cada tanto, se escucha por todos lados el llamado a rezar por unos parlantes (así que es mala idea dormir con la ventana abierta para el que tiene el sueño liviano). La primera noche, un atrevido pickpocket intentó manotearle el celular del bolsillo a Luciano, quien se dio cuenta a tiempo y logró evitar que el malhechor lograra su cometido.

Plaza Djeema el Fna


 Caracoleando...

Excursión de tres días al desierto (Erg Chabbi)


Para describir al conductor, se podría decir que era una combinación de Apu, con una clase de ira de la carretera y una fascinación por el acelerador y la bocina (como el típico conductor marroquí, según comprobamos). Viajamos por rutas de un solo carril (quiero decir, el mismo para los que van y para los que vienen), así que la "banquina" es bastante utilizada por allí.

Durante estos tres días pasaron varias cosas: a Luciano casi le venden una hermana; tuvimos una dieta a base de couscous y tajine; visitamos la Garganta del Todra y el Kasbah donde se filmaron varias películas (entre ellas, Gladiador); anduvimos en dromedario hasta que nos dolieron los dromedarios (así decidimos nombrar temporalmente a los huesitos de la cola hasta que averigüemos su verdadero nombre); dormimos en el Sahara, con estrellas fugaces, arena, arena y más arena.







Essaouira


Fuimos a la estación de autobuses de Marrakesh y nos dijeron que en ese mismo momento estaba saliendo un bus para Essaouira. Sus palabras eran muy literales, nos subimos a un bus en movimiento (sí, ya andando) y emprendimos camino a Essaouira con Luis y Miguel, dos españoles con los que hicimos buenas migas en la excursión al desierto (ver fotos para conocerlos). Camino a esta ciudad costera, vimos cabras subidas a los árboles de argán (no llegamos a sacarles una foto, pero era algo casi inverosímil). Por cierto, hay una cantidad excesiva de argán (recomiendo no averiguar cómo se obtiene), aceitunas y naranjas en Marruecos. En Essaouira, el clima es otro. Es mucho más ventoso, por lo que nuestra idea de playa se vio coartada por la fresca, y decidimos partir hacia Rabat.





Encontramos un barcito con licencia, un oasis entre tantas botellas de agua bebidas.

Rabat


Nos tomamos el bus lechero (el de los locales, el que para en todo pueblito del camino) y llegamos a Rabat después de casi 10 horas. Rabat es la capital de Marruecos, así que tiene más ciudad y la Medina es muy populosa. La mayoría de los hostels de la Medina no tienen baño en la habitación; la ducha la cobran aparte (y si es con agua caliente, le suman algunos dirhams más), pero encontramos uno que, al menos, tenía una puertita con un inodoro en el medio de la habitación (desde que llegamos que estoy evitando satisfactoriamente la letrina y me propuse hacerlo hasta que volvamos a España al menos). Al día siguiente, partirmos para Meknes.




Meknes y Fes


Por culpa del idioma, por no entender una sota y por no preguntar a tiempo, en Rabat nos tomamos un tren equivocado, pero que iba para el mismo lado. Así que en Kentra corregimos nuestro rumbo y seguimos viaje a Meknes. Cuando llegamos, hicimos una antimarroquinada comiendo en Pizza Hut, ya cansados del couscous y el tajine, que tienen gusto a Marruecos, ese sabor particular que encontramos en casi todos los platos que comimos. Tanto en Meknes como en Fes, nos perdimos por las callecitas de la Medina (los mapas no son de utilidad dentro de las Medinas); y anduvimos caminando por allí. En una de ellas, un chico se ofreció a sacarnos del laberinto a cambio de un par de dirhams, que realmente lo valieron. En línea con mis intenciones de evitar la letrina, en Meknes, encontramos un hotel que sí tenía ducha en la habitación, pero el inodoro estaba en el pasillo (¿?). En Fes, por suerte, ya había hostels normales, con baño entero para nosotros. Luego de pasar una noche en cada lugar, nos fuimos a Marrakesh para emprender el regreso.




 Sala de rezo en la estación de trenes de Fes:

Próximo destino: Lanzarote, a visitar a Pato y a Nati.


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sábado, 11 de mayo de 2013

A Granada vamos a volver

Granada se pasó muy rápido. Llegamos, nos fuimos de tapas, visitamos la Alhambra (uno de los monumentos más visitados de Europa), fuimos al barrio árabe (el Albayzín) y comimos el mejor shawarma y el mejor falafel; sí, mejor que el delivery de cerca de casa, les juro! Caminamos por todos lados. Nos encantó. Y, encima, empezó el buen tiempo.

España es el país de la cerveza (y de la tapa, claro está). Necesitamos desintoxicarnos un poco, así que previa escala de una noche en Madrid, nos fuimos a Marruecos.

Próximo destino: Marruecos, un país con restricciones al alcohol y sin tapas.

Más info y fotos de Granada para otra oportunidad. Esto de escribir desde el celular me deja con ganas de decir más cosas.

Gracias, Nico, por la buena onda!



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