domingo, 16 de junio de 2013

Tomando color en la costa de Turcolandia

En Chios tuvimos nuestro primer percance (ver óptica izquierda):


Pagamos el arreglo y seguimos adelante. Cruzamos a Turquía y empezamos a recorrer la costa.



Todos los turcos nos ven pasar y nos hablan en turco. Al principio no nos percatamos, pero nos llama la atención que no nos hablen en inglés (o a lo sumo italiano, dado que ya muchas veces nos han confundido) como a todos los demás mochileros o turistas. Luego es evidente. Un mozo le pregunta directamente a Luciano si es turco porque tiene jeta de turco (en el crucero, uno de los mozos había sido más sutil diciéndole que tenía un amigo turco igual a él). Aquí a la derecha, su foto de pasaporte para que se entienda la cuestión.




Muchas banderas de Turquía, en todos lados, varias con la cara del Sr. Ataturk. Este señor Ataturk hizo muchas cosas, Wikipedia les puede contar un poco más sobre él. Nos cruzamos con un par de protestas pacíficas, llenas de gente, banderas, silbatos, música y máscaras de Anonymous.


Empezamos por Cesme (Playa Ilica) y Bodrum (Camel Beach), sobre el mar Egeo. Calor, playa, mar, arena (demasiadas veces, piedras) y sol. Los turcos tienen la costumbre de abarrotar reposeras, así que en muchas playas, en lugar de arena y/o piedras, hay reposeras. Nos hicimos expertos en los minibuses locales que van para las playas; son combis que llenan tanto que me hacen acordar a cada vez que tengo que cerrar la mochila. Para pagar, la gente entrega su dinero pasándolo de mano en mano hasta que llega al conductor (el vuelto sigue el mismo camino a la inversa).

Luego fuimos a Marmaris (Mediterráneo) y nos fuimos un día de excursión en un barquito donde nos dejaban hacer hombre al agua. En minibus llegamos a Dalyan, un pueblito muy lindo, al estilo del Tigre pero nada que ver. Ahí nos íbamos en lancha a Playa Iztuzu (conocida también como Turtle Beach, porque es un lugar de cría de las tortugas Caretta caretta), una playa muy linda, con arena blanca, huevos de tortuga y cangrejos, rodeada de montañas con unas tumbas locas en ellas. Acá decidimos cambiar de planes y sacrificar Capadocia por unos días más de playa (intentaremos hacer el paseo en globo en Egipto). El viaje por la costa terminó en Antalya, con un paseo en barco por la noche y varias fotitos de la ciudad.

El desayuno de los hoteles nos confundió: tomate, pepino, aceitunas, quesos, huevo duro y pan. Casi que pido el aceite y la sal, pero a las 9 a. m. aún nos resultaba extraño ingerir una ensalada, y menos con café turco (una especie de té con sabor extraño).

Luciano andaba preocupado porque temía que en las zonas conservadoras de Turquía no vendieran alcohol y entonces no pudiera festejar algún triunfo —o derrota— futbolística. Pero no fue problema.

Próximo destino: Estambul.

Chios







 Costa de Turquía


















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jueves, 6 de junio de 2013

Grecia, a lo Matarazzo

Ya estamos todos. Nos encontramos en el aeropuerto de Atenas y comenzó el viaje.


Crucero


Cinco días. Seis personas. Un barco. Seis paradas. Zarpamos del puerto de Pireo en Atenas y, durante el crucero, tomamos una cerveza en Mykonos, fuimos a la playa en Kusadasi (Turquía), visitamos la cueva del apocalispis en Patmos, alquilamos un auto en Rodas, caminamos por Heraclión (Creta) y subimos 588 escalones en Santorini, entre otras cosas.

Subiendo al barco

Mykonos

Heraclión

Santorini y sus escalones

Plan C: subir en burro



Comimos en exceso, nos bronceamos, madrugamos mucho, vimos demasiado patrimonio de la humanidad (la Unesco está descontrolada) y bebimos poco. Para conseguir gratis uno de los pocos tragos que tomamos, con Flor hermana decidimos asistir al cocktail del capitán, que venía con foto obligada para poder entrar...

Con Mr. Captain (yo también me pregunté quién manejaba el barco en ese momento)

Prueba de vestuario

Atenas


Fueron cinco días de lujo en el Hilton, con pileta, desayuno, toallas (jabón, shampoo, crema de enjuague y costurero!), minibar, armario, bañadera, ducha y agua caliente.

Lo más impactante de Grecia (además de la Acrópolis) es ver cómo los monumentos conviven con la vida cotidiana de la ciudad. Están ahí, en el medio de todo, en las calles, en los parques, en el subte. Esta gente excava y encuentra... Tienen mucha historia, muchas guerras, invasiones y mitología, así que la línea entre realidad y ficción (con Zeus, Atenea y Poseidón como protagonistas) es muy fina. Fuimos a la Acrópolis y nos sacamos fotitos con el Propileos, el Partenón, el templo de Atenea Niké, el Erecteión y el Teatro de Dionisio. Parece que hay pica con los ingleses, con un tal Elgin que se afanó todo, especialmente una de las cariátides, que ahora está en el Museo Británico (pero fueron tan buenos que dejaron hacer réplicas de varias cosas). También caminamos por Plaka, fuimos a un festival de jazz, me hice fan del souvlaki de pollo con tzatziki en pan pita y fuimos a pasar el día a una isla (Aegina), donde nos motorizamos y alquilamos unas motitos y cuatriciclo, y nadie se cayó.

Aquí, con el Partenón, o lo que quedó de él...

Las hermanitas con problemas


Museo de la Acrópolis

Flor manejando el cuatriciclo en Aegina



¡Hasta pronto, familia!

Próximo destino: Turquía, vía Chios en ferry.

Nueva dirección del blog: www.dandolevuelta.com
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