viernes, 18 de octubre de 2013

Nuestros 15 minutos de fama en China

Los chinos son muchos, muchos de verdad. El turismo es mayormente interno, así que todo está lleno de chinos, locales y turistas.

Apenas llegamos, nos dimos cuenta de que el concepto de fila no existe, de que la higiene personal es algo escasa y de que el espacio personal se reduce. Llegamos al país donde la gente se cuela, escupe y te empuja; es el país donde el subte en hora pico es peor que en Buenos Aires; el país donde Facebook, Twitter, Blogger, etc. están bloqueados por la Great Firewall of China (lo que impidió la actualización del blog); el país donde la gente se pone mucho de cuclillas (para descansar, comer, hablar por teléfono o fumar); el país donde las normas de tránsito, el uso de la bocina y el sistema de prioridades al conducir es muy diferente; el país donde comen, entre otras cosas y a veces vivos, gusanos, arañas, escorpiones y estrellas de mar (sí, de esas que se ven tan lindas e indefensas); el país donde los niños no usan pañales (tienen unos pantalones con tajo para hacer sus necesidades donde sea) y, finalmente, el país donde somos famosos. La gente nos pedía que nos sacáramos fotos con ellos y nos agarraban como si nos conocieran o nos admiraran. Otras veces notábamos que se hacían los opas y se sacaban fotos con nosotros de fondo. Y sí, puedo decir que el que está en el fondo sí se da cuenta. Ya sé que es básicamente por tener ojos redondos (aunque Luciano quedó a medio camino) y pelo de otro color, pero a veces se nos quedaban mirando como si tuviéramos monos en la cara o un verde entre los dientes. Nos quedó pendiente lo de dar autógrafos.

En Shanghái coincidimos con el National Day, así que recorrimos la ciudad nadando en un mar de gente con banderas de China. Había calles en las que no hacía falta caminar, la gente misma te impulsaba hacia adelante. De Pekín se destacan la Ciudad Prohibida, la Gran Muralla y la populosa Plaza Tiananmén. A Xian fuimos a ver al Ejército de Terracota y, como bonus, vimos un promedio de dos choques cada 12 horas. Después nos fuimos a Lijiang en busca de aire fresco y puro de montaña en un lindo pueblito que, para variar, es patrimonio de la humanidad. Luego nos dirigimos a Qiaotou a hacernos los trekking pros en Tiger Leaping Gorge (profundizaré al respecto en la siguiente entrada). Pasamos la noche entre nubes y montañas y, al día siguiente, partimos rumbo a Shangri-la, donde dormimos con manta eléctrica por primera vez.

Desde aquí, a emprender un largo viaje de tres o cuatro días hacia el próximo destino (India): en bus a Lijiang, en tren a Kunming, en otro tren a Guangzhou, en avión a Delhi y en otro avión a Varanasi.


Shánghai: Yuyuan Garden


Pekín: Ciudad Prohibida



Pekín: Plaza Tian'anmen


The Great Wall of China





Lama Temple
Partida feroz
El ejército de terracota en Xian


Lijiang



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