jueves, 14 de noviembre de 2013

Bangkok entre escorpiones y felinos


Paramos cerca de Khao San Road, una calle colmada de frenesí las 24 horas y explotada al extremo: llena de tiendas, bares y restaurantes, comida callejera, masajes, tatuajes, agencias de turismo, casas de cambio, hoteles, tuk-tuks, taxis de color rosa fluorescente, noche, joda, y turistas de todo tipo, orientales y occidentales, jóvenes y viejos, mochileros hippies y del tipo musculoso con tatuajes.






Nos encontramos nuevamente con Santi y Jor, y visitamos el mercado Chatuchak, que abre solo los fines de semana. Es un lugar gigante donde venden de todo, desde ropa hasta tiernos conejitos, perritos y gatitos; muchos vestidos con atuendos que los hacían más estrujables. De todos modos, sospechamos que cuando crecen los matan (o, según Kiku, los hacen comida), porque no había ningún adulto, solo pequeñines en exposición. Acá vimos al primer ladyboy y nos sorprendió que la gente le pidiera una foto. Ahora sí, han terminado oficialmente nuestros 15 minutos de fama, y nos hemos pasado al otro lado, quiero mi foto con un ladyboy.


Otro día nos fuimos al mercado flotante, y Luciano se sacó fotos con serpientes. Parece que le gustó el riesgo, porque después posamos con tigres en el Templo de los Tigres, aunque yo salgo con cara de pánico en absolutamente todas las fotos. Es un templo budista con partes del estilo Jurassic Park, ubicado cerca de la frontera con Myanmar (Birmania). Hace años, los monjes comenzaron a acoger a varios tigres para evitar que fueran atrapados por cazadores furtivos. Los tigres se criaron con ellos y comenzaron a reproducirse, y hoy ya hay más de cien tigres, cuidados y alimentados por voluntarios y los propios monjes. Ellos aseguran que no están sedados, que ya están acostumbrados a tratar con humanos desde que nacen y que, al igual que los gatos, de noche están mucho más activos que de día. De todos modos, es un tema bastante controversial, es un lugar hiperturístico donde tratan a los tigres como a muñecos, y la realidad es que ese no es su hábitat natural, pero a su vez se reproducen a una gran velocidad, lo que implica que, en algún grado, también están saludables. No volvería.


No, no hay Photoshop
Me parece que he visto un lindo gatito

Casualmente, nos enteramos de que Kiku también estaba en Bangkok, así que nos pusimos en contacto y otro día salimos de juerga con ellos. Y creo que ya habíamos perdimos el miedo e, inconscientemente, buscamos otro desafío, porque esa noche probamos escorpiones, bastante sabrosos para mi sorpresa, crocantes y saladitos, y se come todo, enterito; y después les llegó el turno a los grillos, que se comen sin alas y son vomitosos.

Uno no se va de Bangkok sin haber comido pad thai más de dos o tres veces, sin haber bebido jugos de frutas (pude reconocer tan solo algunas, esto va mucho más allá de la banana, la manzana y la sandía), sin que le hayan ofrecido trajes a medida, sin haber viajado en tuk-tuk, sin haberse hecho masajes, sin haber tomado una Chang bien helada y un bucket en algún bar, y bueno, sin haber probado escorpión.

Próximo destino: Siem Riep, Camboya, a ver los templos de Angkor.




Piiiquiiito

 Algunas fotos del mercado flotante







Río Kwai

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