Pros y contras
Una vez que subís al tren, el baño permanece cerrado hasta que la encargada del vagón controla todos los pasajes en forma bastante autoritaria y hasta un poco violenta. Despierta a los dormidos, insiste a los remolones y no deja pasar a nadie por si hay alguno que quiere escabullirse.
Antes que nada, quiero aclarar que mis opiniones a continuación están basadas únicamente en el viaje nocturno Moscú-San Petersburgo, de una duración de 12 horas y en tercera clase. Los trenes rápidos son bastante más costosos y hacen este trayecto en 3 o 4 horas, por lo que posiblemente no tengan camas. El viaje San Petersburgo-Moscú lo hicimos en un tren diurno con asientos (common o sitting) bastante amplios, reclinables y cómodos por cierto. A partir de ahora, los trenes que nos esperan son casi todos nocturnos y hasta de varios días.
Saber leer los pasajes es otro arte. La información está, pero en ruso y siempre con hora de Moscú, así que uno tiene que estar sumando o restando horas todo el tiempo para no perderse el tren o saber a qué hora llega.
Respecto de las clases de los compartimentos con camas:
Primera clase: amplios y cómodos compartimentos privados para dos personas. Es casi inaccesible en cuanto a precio; es más barato comprar los cuatro pasajes de un compartimento de segunda clase que los dos de primera.
Segunda clase (kupe): compartimentos para cuatro personas (dos arriba y dos abajo). Son cerrados y viajás con los mismos compañeros durante todo el viaje.
Tercera clase (platzkart o reserved seat): compartimentos abiertos, uno al lado del otro, conectados por medio del pasillo. Entran seis personas en cada uno, cuatro hacia un lado del pasillo (dos arriba y dos abajo, en forma perpendicular al pasillo), y dos al otro lado (una arriba y una abajo, paralelas al pasillo). Acá viaja el pueblo, se conoce gente y se toma vodka. Hay más intercambio con los locales. Esta primera vez, fueron bastante solidarios; una señora me ayudó a hacer la cama, otro me dejó sentarme en su espacio, y uno me preguntaba cosas de Argentina, creo que con la única intención de hablar en inglés, pero nadie nos ofreció vodka, creo que porque fuimos en sentido contrario y el viaje no era tan largo.
Los baños siempre están en los extremos del vagón, claro que los de primera se comparten con menos gente y creo que hasta tienen ducha. Siempre hay agua caliente a disposición para té, sopa o lo que sea, menos mate que nadie toma, pero sería un buen lugar para hacerlo.
Hora de partir. Cada uno ya tiene su lugar e hizo su "cama" con el colchoncito y las sábanas provistas. Si te toca arriba, tenés más privacidad, siempre que no sufras de claustrofobia, dado que el estante superior está bastante cerca y tampoco te permite sentarte. Si te toca abajo, tenés más espacio, podés sentarte y hasta hay una mesita a mano para compartir. Tus contras acá son que posiblemente el de arriba tuyo te pise un poco para subir o bajar (a pesar de que hay unos pequeños soportes a este fin) y que usarán tu cama como asiento (ya que los de arriba no pueden sentarse en sus camas). También están las dos camas que dan al pasillo con los mismos pros y contras que mencioné, y la desventaja adicional es que están sobre el pasillo, y la gente pasa por al lado.
Creo que lo mejor, en el caso de ser dos, es tener una cama arriba y otra abajo, posiblemente en el lado de las que dan al pasillo, porque a pesar de estar más expuestas, tenés todo ese sector para dos con estar incluido, porque la cama de abajo se transforma en dos asientos con mesita. Y además, estás un poquito más alejado de los males que pueden afectar tu compartimento, entre los que se incluyen los ronquidos y el olor a chivo.
Después hay otras consideraciones para tener en cuenta: la cercanía al baño y a las puertas del vagón, y los extremos, donde las camas son un poco más pequeñas, aunque esto último en mi caso particular no es de gran importancia.
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